Concepto de 52 pedazos
Sístole
contracción del corazón para expulsar la sangre hacia los tejidos
Pedazo 6
No conocía la razón ni siquiera si existían motivos.
Recuerdo que cuando mis padres eran los encargados de cuidarme, sentía miedo por ellos.
La intranquilidad de un mundo reducido e inestable, no acabado, donde el hoy no daba paso al mañana porque el mañana se encargaba de matar todo pasado.
Pedazo 11
La sangre del origen no encontraba el freno de mis manos, la sonrisa forzada procurando la tranquilidad de la prole combinaba la lágrima involuntaria.
La ignorancia de saber el motivo del adiós era constante. Mi padre se fue y yo continué.
Diástole
relajación del corazón para recibir la sangre procedente de los tejidos
Muchas eran las voces de una tierra mejor, en la que el hoy dibujaba un plan para el mañana. Falsa ilusión pero necesaria para seguir. Sin un mañana esperado, el día iba dirigido en exclusiva a conseguir la quimera.
Pedazo 21
La velocidad, el ruido y el frío no térmico decoraban el nuevo contenedor de mi futuro.
La ilusión se desdibujaba.
Recordaba a mi padre. El pescaba. Yo, pequeño marinero, busco. Sigo buscando.
Pedazo 30
Siempre rodeado de marineros, siempre sólo en océano extranjero. Y como iniciado en un nuevo rito, aumenta mi respeto por las pequeñas cosas, los detalles. Un sabor semanal llega para sonreír y esperar una nueva luz.
Pedazo 40
Muchos espacios, muchas estaciones, mismas reacciones.
Los detalles dejan paso a lo mecánico y el pasado rumiante invade el centro de mi esperanza.
Pedazo 52
En infernal rueda, el objetivo cambiante provoca el regreso.
Ya nada es igual. Recuerdo a mi padre. Recuerdo quién fui cuando creía en la falsa ilusión. No recuerdo quién fui durante la quimérica utopía.
Ya cierro los ojos.
Gabriel García Márquez en su libro “El Coronel no tiene quien le escriba” escribió «La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado.»
… hasta que el pasado se junta con el presente y dejamos de existir.
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Laura Gualda 
